A lo largo de nuestra siempre tenemos sueños, sueños sencillas cuando somos niños y sueños más complejos cuando somos mayores. Pero en lo que todos coincidimos es que queremos que se hagan realidad. Un niño desea que sus padres le compren una piruleta, una bicicleta ... Cuando nos hacemos mayores deseamos encontrar el amor verdadero, encontrar un trabajo... pero sobre todo deseamos ser felices. Buscamos la felicidad en uno y otro lado pero no es tan fácil encontrarla. Un niño es feliz con cualquier cosa, algo tan sencillo como darle un caramelo le hace feliz. Pero a medida que nos hacemos mayores, deseamos cosas más complejas y luego los sueños se rompen en pedazos al darnos cuenta que no son más que fantasías y que nunca se cumplirán. Porque así es la realidad, es díficil y complicada, pero soñando no pierdes nada. Sin embargo,n ganas sentirte feliz aunque sólo sea imaginando que lo que deseas se puede cumplir, manteniendo esa ilusión que podemos encontrar en los niños, esa sonrisa que no se les borra de la cara.
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